
¡Qué boda más bonita, qué sentimiento y qué orgullo poder trabajar en el Castillo de Doña Urraca, con el pueblo de Fuentidueña de Tajo como manto, debajo de nosotros.
Pareja conocida a la que he tenido la posibilidad de descubrir aún más y no pueden ser mejores personas, educados, simpáticos, hospitalarios, humildes, generosos…
Se me acaban los adjetivos, al igual ellos que sus familias, me hicieron sentir un miembro más.
Siempre lo digo, es super importante para mí, conectar con los novios y sentir que hay confianza para lo que sea, porque voy a estar pegado a ellos muchas horas y no pueden verme como una amenaza o alguien extraño y así de bien, me sentí con Pedro y Ángela.
La ceremonia espectacular, ni el sol intenso ni el calor nos privó a los allí presentes de vivir uno de esos momentos únicos que se guardaran para siempre en nuestras retinas. Casarse en ese lugar, con el significado que tiene especialmente para Ángela, era algo mágico y así lo sentimos todos.
La ceremonia dio paso a al convite, cocktail y cena en el restaurante ESSENTIA de Tarancón (a los que desde aquí agradezco todo el apoyo logístico, las facilidades y rapidez con la que nos atienden por no hablar de de su comida que es exquisita y sus instalaciones decoradas con muchísimo gusto).
La cena tuvo varias sorpresas, regalos para los padrinos, ramos para las abuelas y alguna que otra sorpresa de parte de los invitados, algunos por cierto con los que he coincidido en varios eventos.
Baile y fiesta final para cerrar y redondear un día maravilloso, inolvidable y creo que puedo decir que irrepetible.
Pedro y Ángela, nos volveremos a ver en la post-boda, estoy deseando conocer los rincones de los que me habéis hablado.
¡Espero que seáis inmensamente felices!
Gracias por dejarme formar parte de vuestras vidas.









Deja una respuesta