
La boda de Verónica y Javier fue la primera boda covid que pude hacer, con muchas restricciones y limitaciones que no empañaron un día maravilloso lleno de amor y alegría de los novios y sus dos hijas presentes en el enlace.
La post boda se hizo esperar, pero la verdad, que el sitio elegido por los novios era espectacular, una calita en Denia, los suficientemente ancha (o larga) para irnos moviéndonos por la zona y de muy fácil acceso.
Estuvimos desde primera hora de la tarde hasta que se nos fue la luz del sol, seguimos disparando con el flash fuera de cámara pero ya sin luz, lo más recomendable es alejarse del agua, que no queremos tener ningún incidente….
Tengo que reconocer que aún que evitamos cualquier tipo de problema, si que tuvimos uno (materialmente hablando) algo valioso, Javier se cambió el anillo de casado varias veces de mano para posar desde los diferentes ángulos en los que yo les pedía estar y entre tanto cambio acabó pasando lo que ninguno queríamos y es que su anillo de matrimonio se cayó al mar, quizás lo hubiésemos encontrado porque era una zona con aguas tranquilas y bastante transparentes pero no se dio cuenta hasta que notó que no lo tenía, allí estuvimos buscando un rato sin éxito y luego decidimos retomar la sesión de fotos sin anillo.
Fuera vergüenzas, fuera nervios, fuera anillo, seguimos nuestro camino por las aguas templadas del mediterráneo hasta que el sol nos dijo adiós.
Conseguimos (a mi juicio) unas fotos muy bonitas al atardecer y mereció mucho la pena para los novios volver a ponerse los trajes y hacer unos cuantos km.
Os aconsejo a todos que no dudéis en meteros con los trajes de novios en el agua porque quedan unas imágenes preciosas para el recuerdo y además, ¿Cuántas veces vais a repetir vestido? No tengáis miedo y animaros hacer este tipo de fotografías.
Gracias a Vero y Javi por hacerme caso y prestaros a esta sesión.








Deja una respuesta