No os podeis ni imaginar la cantidad de fotografías que un fotógrafo puede traerse en su mochila al terminar una boda. Primero las pruebas de luz: la casa del novio, cuando visten a la novia. El camino hacia la ceremonia, las familias, la celebración, la tarta, el baile, el photocall…
Miles de imágenes pasan por nuestra retina, y para mí, una de las cosas más importantes en una ceremonia, o celebración, son los detalles. Esos que los novios no dejan al azar.. Llevan meses preparando y pensando todo para los invitados. Los colores del traje, pañuelos, arroz, centros de mesa, el menú, la música e incluso las coreografías, además de los regalos.
Cada boda es única y diferente y cada pareja pasa largas horas de reflexión, «como en las elecciones». Pero esta vez de verdad y con una motivación extra. Todos queremos que nuestra boda sea recordada. Que la comida elegida esté muy rica, la música sea inolvidable y que la gente se anime a la fiesta y nosotros estemos a la altura de nuestros invitados.
Por eso no quieren dejar pasar la oportunidad de mostraros una serie de imágenes, de esos “detalles” que aunque a veces pasan desapercibidos, son los que hacen que una boda nunca se olvide.
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